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Mostrando entradas de marzo, 2008

“EL CIEMPIÉS”

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                                                                                                                                             “ EL CIEMPIÉS ”      Unos jóvenes de la telesecundaria fueron temprano en la mañana a despertarnos a Otakame y a mi, para mostrarnos el cobro del doctor que atendiera en el pueblo a uno de los albergados, a quien le había picado un alacrán.      Luego, dos comuneros n os pidieron que en la camioneta del Instituto Nacional Indigenista, los llevaramos a tirar la basura a las afueras de la comunidad desde donde ellos regresarian a pie para que nosotros continuáramos a la  comunidad de Tateikie para visitar la familia. de Otakame quien se detuvo a darles raite a los peregrinos del peyote quienes recién regresaban de San Luis Potosí:      -Son de mi tierra, -justificaba Otakame. Yo saque de mi morral un hermoso libro editado en l909: Vida del santo Domingo de Guzmán, quien inventara el rosario a la virgen María en 1216. El ma’arakame que nos aco

Ojo de Dios

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                                                              “ OJO DE DIOS ”      Siempre he creído que las almas son los ojos por donde pasan los rayos de luz. Si el corazón está inquieto, imposible es que la aguja luminosa enlace en la tranquilidad y circunstancias lancen a un duelo donde respondo con más ceguera que entusiasmo. Situaciones como la brujería, nada nuevo para mi, pero, una vez me atraparon.      De un programa de solidaridad brinqué a transportar a un grupo de 18 huicholes desconocidos, a un lugar sagrado llamado Wirikuta, mejor conocido como cerro quemado.       Una energía extraña me empujó sin temor al peligro: manejando, madrugando, caminando, escuchando. Días antes, algo me impulsó a ayunar e imitar a los compañeros  de viaje, especialmente a Juan Reja, un mara’akame que me tomó cariño al grado de intervenir cuando algún cretino se imponía ante mi. Sus secretos no los delataré mas, solo ellos para bajar las nubes, venerar el fuego, dar amor a sus hijos, so

El Toloache

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“EL TOLOACHE” La zona wirrarika* es un tejido de realidad y misterio. Años ha, mis días van y vienen entre magia y hechicería; entre trabajo y esfuerzo; entre el dialecto de O’takame, y mi deseo de montaña. ¿Como llegue a su corazón? Una noche en su comunidad, preocupada por el agua, el respondía: -donde quiera hay agua y silencio. Yo vivía en Waut+a*. Hubo una reunión. Su mula se fue con todo y cobija. El hielo y los celos crujieron a la orilla del río. Una orquídea durmió conmigo y al día siguiente, me otorgan compromiso: -Tendrás que ir a otro Estado por unos niños que de aquí se llevo un extranjero. Fui y vine con éxito. O’takame al vernos se puso feliz. Ofreció llevarnos a Waut+a. Los niños bailaban a mi al rededor. Las autoridades saludaban. Los padres lloraban de emoción porque sus hijos estaban de vuelta, con salud y en día domingo. Tomamos tupido. Pedimos posada en el Kaliwey*. José Grande, quien cuida el sol, ne a papa amigo, la concede. Lo primero que hizo O’taka

Rita la Zorrita

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* Llegué al rancho cuando el hijo del pastor picoteaba con agresividad una reja hecha con garrotes de maguey. Le picoteaba a una zorra que cayo en una trampa coyotera, atrapándose uno de sus deditos delanteros hasta que la metieron bajo esa reja. - ¡ Déjela en paz! –suplique. El pastor levanto la reja. Tomo a la zorra contra el cuerpo. Le exprimió la rodilla para que le saliera la pus que le gangrenaba… La pedí a mis brazos. - ¡ Animal traicionero! –exclamo el pastor. Rita, con su exquisita lengua hizo una cucharita invertida. Enrollándola a la parte inferior para de mi mano beber la leche que le ofrecí: -Te curaré en casa. Romperé el refrán “patas o matas” y cuidarte, -esta vez tomaré la pata. ** Regresé a regar árboles. Como no traía cordón para amarrarla, la abrace a mi cuerpo con la siniestra y con la diestra, regaba tina en mano transportándome al mundo de la fantasía. Su lengua aterciopelo mis falanges, avisando tierna que mi descuido lastimaba. Le inyect